A PLEIN AIR

2015.


Cuaderno con 33 pinturas callejeras (del 19-27 de Agosto de 2015).

Localizaciones: Collioure, Castillo de Peypertusse, Carcassone, Aix en Provence, Le Tholonet, Montaña Santa Victoria, Cassis, Les Calenques.












Abajo, Fundación Vassarely desde la rotonda, Aix en Provence.








Abajo, Montaña Sainte Victorie.








Restaurante-Café Relais Cezanne, Le Tholonet.








Durante la última semana del mes de agosto del 2015, realicé un viaje por la Costa Mediterránea Francesa.

La idea inicial era llevar a cabo una experiencia de pintura itinerante en una zona turística que tenía un pasado muy ligado a la historia de la pintura al natural en los siglos XIX y XX.

Las pinturas serían directas, realizadas en vivo en las calles y los paisajes que el trayecto me fuera deparando.

No se planificó un recorrido muy estricto para posibilitar encuentros y descubrimientos en el transcurso del trabajo. Había que dejarse guiar por la intuición y dejarse llevar.

Preparé una serie de materiales: se seleccionaron unos tipos de papeles y formatos, mezclé una tinta específica para el proyecto y busqué los utensilios adecuados.

Había que contar con que el trabajo se llevaría a cabo a la intemperie, a pie de calle, en lugares muchas veces de tránsito con ocasionales observadores. También el tiempo dedicado a cada uno de los dibujos sería limitado y se buscaría concluirlo en una sola sesión.

Los desplazamientos para buscar los lugares se realizarían en bicicleta o caminando.


Los primeros trabajos se llevaron a cabo en Collioure, un pueblo monumental y turístico, muy pintoresco, situada cerca de la frontera española.

La disposición de la población, sobre una pequeña bahía con tres senos y cuatro promontorios rocosos que entran en el mar, presentaba muchos escenarios posibles, adaptados a distintas condiciones de luz. Además un marco de altas montañas cerraba el horizonte al Oeste ofreciendo otras alternativas.

Las primeras acciones consistieron en la realización de algunas vistas del puerto y la iglesia. Se tomaron desde la sombra del castillo en unas gradas muy frecuentadas por turistas y gente local. Eran un lugar apropiado para la observación y el descanso. Nada mas comenzar a trabajar empecé a recibir visitas de curiosos. Discretamente la gente se acercaba y preguntaba si podía mirar. Algunas de las personas con las que hablé eran pintores (supuse) aficionados, acuarelistas muchos de ellos. Collioure, había sido lugar de trabajo de algunos artistas famosos del pasado como Matisse y A. Derain y la influencia del Fauvismo seguía atrayendo aficionados manteniendo el escenario una especie de halo bohemio.


De promedio, dedicaba unas dos horas a los trabajos mas grandes y entre media y una hora a los trabajos de block. Creo que llegue a realizar hasta cuatro y cinco dibujos por día desechando solamente un par de trabajos, una vista de la tumba de Machado en el cementerio y una vista de los acantilados hacia el Norte.

Fui alternado localizaciones mas expuestas y otras mas discretas. Cerca de la capilla de San Vicente, en el final del recorrido turístico, me coloqué a pintar sentado al abrigo de la fachada Norte de la Iglesia. Al otro extremo del muro había en ese momento un músico callejero que tocaba una guitarra de cuerdas metálicas y que usaba la resonancia del lugar para dar una sensación envolvente. Al atardecer ese punto era una parada romántica… antes de la hora de la cena y el bullicio de los bares y restaurantes.

En ese lugar mucha gente se acercó a ver mis trabajos.

Poco a poco la tarde se fue poniendo mas ventosa y comenzó a lloviznar, así que fui trabajando intermitentemente hasta que me marché de allí a las ocho.

Con el tiempo mas calmado, aún pude hacer otro trabajo en el puerto, un precioso barco negro de recreo con dos mástiles y dos chicas guapas en cubierta ordenando trastos.

Mientras dibujaba, se me acercó un hombre, un español que cargaba una mochila enorme y sucia. Vivía solo en la calle, me invitó a compartir una lata de cerveza y me habló de su hija. Hablaba lenta y educadamente y su mirada estaba muy apagada. Me despedí de el chocando la palma y luego el puño, una despedida ruda. Al día siguiente me marchaba de allí por la mañana en dirección a Carcassonne, a unos 150 Km. hacia el interior.

 

O/S////J.M.YAGÜE////